Nos encontramos ante un inicio del año agrario 2022/2023, con una situación nada positiva, ni climática ni económica, como resultado de la sequía generalizada sufrida durante todo el año transcurrido, y que ha originado recortes de más del 30% en la producción de los cereales de invierno de secano y una carencia continuada de producción en los pastos para el ganado extensivo, y, lo que es peor, sin previsiones positivas de lluvia para el otoño.
Desde el lado económico, el incremento desmedido del gasóleo (87%), piensos (45%), electricidad (74%), fertilizantes (145%), etc. ha superado con creces las ligeras subidas de los precios de nuestras producciones ganaderas. Según datos macroeconómicos del MAPA la media del incremento de los precios percibidos por los ganaderos se situó en un 18% (Tasa interanual de mayo de 2022), mientras que los costes medios de producción se estiman en más del 38%. Los márgenes se estrechan y la rentabilidad de las explotaciones está entrando en un serio declive, que no es solamente del día de hoy, sino que se viene arrastrando desde varios años atrás.
Ante esta situación, las medidas desde la Administración han sido prácticamente nulas: financiación ICO complicada de conseguir y condicionada a los avales de SAECA; ayudas directas a varios sectores por la crisis derivada del conflicto de Ucrania (pendientes de cobrar) y unas “mesas de sequía” totalmente vacías de soluciones. Frente a unas pérdidas totales del sector agrario consecuencia de la sequía que, según informa ASAJA, podrían superar en conjunto los 10.000 millones de euros a nivel nacional, no ha existido una respuesta proporcional de las Administraciones públicas.
Y para complicar más la coyuntura actual, iniciamos también ahora una nueva etapa de las ayudas de la PAC y que, como en las anteriores Reformas consiguen irse superando, una tras otra, en una pasmosa secuencia ascendente en las complicaciones administrativas, cada vez de más difícil aplicación en la agricultura y ganadería real.
El triunfo de “lo verde” sobre las producciones es una triste realidad, que ojalá no llegue a conducir a un cierto desabastecimiento de la población, lo que iría en contra de uno de los principios fundamentales del Tratado de Roma, fundacional de la entonces Comunidad Económica Europea.
Pero como este nuevo toro de la PAC hay que lidiarlo, ofrecemos en las páginas de este Boletín una completa información de esta nueva Reforma 2022/2027, que se irá completando en sucesivos Boletines, para mantener lo mejor informado posible a nuestros socios y también para acostumbrar al lector a la compleja terminología y sintaxis con las que los burócratas de Bruselas y Madrid nos obsequian cada vez que legislan, con el indisimulado deseo de aumentar la dificultad de aplicación de lo que escriben en los despachos.