De todos es sabido que la cabaña ganadera española constituía la principal fuente de riqueza desde tiempos inmemoriales. Su desenvolvimiento anárquico provocó, a medida que el hombre dominaba a los animales, una necesidad perentoria de la regulación de las enormes masas ganaderas, en su desenvolvimiento en pastorías y caminatas, buscando los pastos abundantes y las templanzas de los climas. Razón principal de la trashumancia y, causas a su vez, de unos derechos y obligaciones que había que regular, al mismo tiempo que la defensa corporativa que los intereses económicos de sus producciones.
Estas organizaciones pastoriles tuvieron su origen en asambleas locales que se remontan a los siglos V y VI durante la dominación visigótica, y perduraron durante toda la Edad Media.
Como apuntamos anteriormente, la tradición ganadera de España es antiquísima y ya en la Edad Media se estimaba la ganadería como la riqueza nacional, obteniendo grandes privilegios a los largo de todo ese periodo histórico, viéndose aún más favorecida al disponer con la Reconquista de amplios terrenos yermos.
En el Siglo XII, las asambleas locales de ganaderos reciben el nombre de “Mestas”, del latín “mixta” (p.p. de miscere, mezclar), nomenclatura que amparaba a todos los propietarios de ganados mayores y menores, que vendían sus productos para el común abastecimiento. De estas asociaciones la más importante fue la de Soria, promotora de la organización nacional.
Alfonso X el Sabio reunió a todos los ganaderos de Castilla en una gran asociación, que denominó HONRADO CONCEJO DE LA MESTA, en el año 1273, donde se compendiaban los derechos o privilegios de esta rama fundamental de la economía. Ese mismo año, y para zanjar discusiones entre agricultores y ganaderos, determinó la existencia de unos pasos a los que llamó “cañadas”, y la anchura de los mismos, que fijó en “seis sogas de 45 palmos” (90 varas equivalentes a unos 75 metros).
La Mesta adquirió gran desarrollo en el siglo XV, si bien consiguió su máximo apogeo en la primera mitad del siglo XVI, del que fue exponente el célebre ordenamiento del Concejo de la Mesta, año 1511, que tanto favoreció a las cabañas extremeñas, leonesas y manchegas.
La Mesta monopolizó el comercio de la lana, tan abundante que alcanzó libre exportación, dándose salida a este producto a través del consulado de Burgos, creado en 1494, y embarcándose en los puertos del Cantábrico con destino a Flandes e Inglaterra.
Luego, con el descubrimiento de América, adquirió el comercio lanero mayor importancia aún, pero comenzó su decadencia entre los años 1550 y 1560, llegándose con una acentuada languidez al año 1786, resurgiendo sin embargo la Mesta en 1836, pero con la nueva denominación de Asociación General de Ganaderos del Reino, que hereda todo su patrimonio, con las vicisitudes y las grandes lagunas en esta clase de transferencias y reajustes.
El funcionamiento de la Asociación General de Ganaderos del Reino se ajustaba al desarrollo de las medidas y privilegios que marcaban la tradición y herencia de la Mesta, adaptándose a los nuevos tiempos, con un carácter fundamentalmente reivindicativo.
En esta Asociación se ampararon los ganaderos y desde ella se luchaba por defender sus intereses. De su propio contenido se vislumbra su funcionamiento como organización corporativa y representativa, extendiendo su ámbito a todo el territorio nacional, cubriendo la geografía ganadera, fundamentalmente de Castilla, León, Extremadura y La Mancha.
La Asociación gozó de gran prestigio y eficacia hasta los años cuarenta. En el periodo comprendido entre los años 1939 y 1977 perdió su denominación, funcionando en un encuadramiento sindical denominado Sindicato Nacional de Ganadería, que también heredó su patrimonio, funcionamiento y estructura, hasta que en 1977 recobra su denominación, desenvolviéndose entre un sinnúmero de organizaciones de nueva creación. En la década de los 80 la Asociación General de Ganaderos del Reino atraviesa momentos críticos a nivel nacional, que condicionan su existencia y que hacen que desaparezca en la mayor parte de las provincias españolas.
En el año 1993, a iniciativa de un grupo de ganaderos de la provincia de Badajoz que habían mantenido vivo el espíritu de la Asociación, se constituye la Asociación Extremeña Ganaderos del Reino.
En la actualidad, la Asociación forma parte de la Organización Profesional Agraria APAG EXTREMADURA - ASAJA.