Mediante el Real Decreto 231/2020, de 4 de febrero (BOE nº 31, de 05/02/2020), se fija el salario mínimo interprofesional para 2020.
El salario mínimo para cualesquiera actividades en la agricultura, la industria y los servicios, sin distinción de sexo ni edad de los trabajadores, queda fijado en 950 euros/mes.
La revisión del salario mínimo interprofesional no afectará a la estructura ni a la cuantía de los salarios profesionales que viniesen percibiendo los trabajadores cuando tales salarios en su conjunto y en cómputo anual fuesen superiores a dicho salario mínimo.
A tales efectos, el salario mínimo en cómputo anual que se tomará como término de comparación será el resultado de adicionar al salario mínimo los complementos salariales, sin que en ningún caso pueda considerarse una cuantía anual inferior a 13.300 euros.
Los trabajadores eventuales y temporeros cuyos servicios a una misma empresa no excedan de ciento veinte días percibirán, conjuntamente con el salario mínimo (31,66 euros/día), la parte proporcional de la retribución de los domingos y festivos, así como de las dos gratificaciones extraordinarias a que, como mínimo, tiene derecho todo trabajador, correspondientes al salario de treinta días en cada una de ellas, sin que la cuantía del salario profesional pueda resultar inferior a 44,99 euros por jornada legal en la actividad.
De acuerdo con la disposición final tercera, el salario mínimo establecido por este Real Decreto será de aplicación desde el 1 de enero de 2020.
No obstante lo anterior, recordamos que, de acuerdo con el Convenio del Campo de Extremadura que está actualmente en vigor, el salario de los trabajadores eventuales está fijado en 46,34 euros/día, cantidad a la que se llegó mediante laudo arbitral. Se está a la espera de las próximas reuniones del nuevo Convenio del Campo, en las que el salario podría sufrir modificaciones al alza.
Descenso aunque todavía insuficiente de la enfermedad
El pasado 20 de diciembre de 2019 asistimos a una nueva reunión de la Mesa Técnica de la Tuberculosis, celebrada en la Consejería de Agricultura en Mérida. En ella participan por parte de la Administración representantes de la Consejerías responsables del Plan de Erradicación y Control de la Tuberculosis: Agricultura (Sanidad Animal y Caza y Pesca) y el Servicio Extremeño de Salud (Dirección General de Salud Pública).
Se presentaron los datos provisionales de la evolución de la enfermedad de la tuberculosis bovina a 1 de diciembre de 2019 que se exponen en el cuadro 1, junto con los de los años anteriores. Asimismo incluimos un cuadro 2 con la situación relativa de Extremadura en cuanto a la prevalencia en rebaños, respecto a la media de España y de las CCAA más afectadas. A nivel nacional hay que destacar un descenso generalizado de la prevalencia, salvo en Castilla-La Mancha, debiéndose al parecer en este caso al cambio de los equipos veterinarios actuantes en la realización de las pruebas en campo.
Cuadro 1: Incidencia de la Tuberculosis en Bovino (Extremadura) |
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Año | Explotaciones controladas (nº) | Prevalencia en rebaños (%) | Animales chequeados (nº) |
Incidencia en Animales (%) |
2015 | 9.552 | 12,23 | 770.425 | 1,105 |
2016 | 9.786 | 12,96 | 813.694 | 0,792 |
2017 | 10.430 | 9,75 | 916.513 | 0,56 |
2018 | 10.625 | 8,45 | 925.219 | 0,51 |
2019 (*) | 10.082 | 5,60 | 858.251 | 0,38 |
(*) Datos a 1 de diciembre de 2019. Fuente: Servicio de Sanidad Animal. |
Cuadro 2: Tuberculosis en Bovino. Prevalencia en rebaños en Extremadura, España y CCAA más afectadas (%) |
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Año | Extremadura | España | Andalucía | Castilla-La Mancha |
2015 | 12,23 | 2,81 | 17,24 | 7,63 |
2016 | 12,96 | 2,87 | 17,10 | 7,84 |
2017 | 9,75 | 2,32 | 12,34 | 10,35 |
2018 | 8,45 | 2,28 | 9,83 | 20,67 |
2019 (*) | 5,60 | - | - | - |
(*) Datos a 1 de diciembre de 2019. Fuente: Servicio de Sanidad Animal. |
Durante el encuentro se informó de las medidas tomadas en relación tanto a Sanidad Animal como a los controles y tomas de muestras en mataderos y monterías de caza mayor por parte de los veterinarios de Salud Pública. También se informó de las actuaciones y autorizaciones de permisos de caza en las distintas comarcas cinegéticas, con el fin de evitar la propagación a través de la fauna salvaje (jabalí principalmente).
El año 2019 va a terminar con un 5,45% de prevalencia (datos provisionales) en cuanto a explotaciones afectadas en Extremadura (6,77% en Cáceres y 3,56% en Badajoz), con un descenso notable respecto al 8,45% de Extremadura en 2018, aunque todavía muy lejos de la media nacional del 2,28% en 2018. Sin embargo, se mantienen grandes diferencias comarcales (comarcalización de la OVZ). Así, Valencia de Alcántara con más del 14% y Navalmoral rozando el 14% de prevalencia en rebaños, lideran la incidencia de la enfermedad, seguidas de Plasencia (10%). De las comarcas de mayor presencia bovina en la provincia de Badajoz hay que destacar los descensos (cifras aproximadas) de Badajoz desde el 10% en 2018 a algo más del 4% en 2019; Jerez de los Caballeros desde el 6% a algo más de 2% y Zafra del 6% en 2018 al 3%.
También la incidencia en animales ha evolucionado positivamente en Extremadura, bajando del 0,51% en 2018 al 0,38% provisional en 2019, aproximándose a la media nacional del 0,33% en 2018. Es decir, cada vez hay menos explotaciones positivas y con menos animales afectados.
En cuanto al caprino se muestra en el cuadro 3 la evolución de la tuberculosis desde 2015 con un descenso notable provisional en 2019, tanto de la prevalencia como del número de animales reaccionantes positivos. Descensos que por su importancia cuantitativa habrá que volver a confirmar cuando se tengan las cifras definitivas de 2019.
Cuadro 3: Incidencia de la Tuberculosis en Caprino (Extremadura) |
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Año | Explotaciones controladas (nº) | Prevalencia en rebaños (%) | Animales chequeados (nº) |
Incidencia en Animales (%) |
2015 | 387 | 6,98 | 20.427 | 5,85 |
2016 | 1.309 | 6,19 | 81.667 | 3,07 |
2017 | 3.606 | 6,05 | 208.921 | 3,30 |
2018 | 3.911 | 4,09 | 232.796 | 2,53 |
2019 (*) | 3.476 | 2,62 | 210.345 | 0,58 |
(*) Datos a 1 de diciembre de 2019. Fuente: Servicio de Sanidad Animal. |
Nunca imaginó Federico García Lorca lo utilizado que sería en diciembre de 2019 el conocido verso de su Romancero Gitano, escrito allá por 1924. Porque ahora sí que nos quieren verdes a todos nosotros, en especial al sector agrario, al que se le exige reverdecer cada día más (a cambio de casi nada), en beneficio de la población urbanita, aunque también se le exige producir alimentos saludables y a un precio asequible para abastecer a los ciudadanos de la UE (uno de los principios del Tratado de Roma, fundacional de la entonces Comunidad Económica Europea). Y todo ello a costa de reducir el empleo de los medios de producción (gasóleo y maquinaria, fertilizantes, fito y zoosanitarios, etc.) que la investigación y la tecnología han puesto al servicio del sector agrario. ¿Como se pueden compaginar ambas exigencias?
Estamos viviendo y sufriendo a lo largo de este mes de diciembre de 2019, un aluvión de noticias e informaciones, más o menos sesgadas casi siempre, relacionadas con la Cumbre del Clima (COP25), que se acaba de celebrar en Madrid, sin acuerdos importantes y con asistencia multitudinaria, que suponemos pagada con dinero público de los distintos países y organizaciones participantes. Y aprovechando el momento de mayor sensibilidad de la opinión pública, especialmente la urbana, se filtran acusaciones al sector agrario generalmente infundadas, de ser uno de los mayores contribuyentes a las emisiones de CO2 a la atmosfera.
Es cierto que la agricultura juega un papel clave ante la llamada crisis climática, dada su triple condición de víctima de sus consecuencias (sequías, inundaciones, etc.); de ser la responsable parcial de las emisiones de CO2 y, también al mismo tiempo, ser un actor fundamental por el efecto sumidero de los cultivos y los pastos.
Pero el papel de la agricultura se mueve siempre en medio de una guerra de cifras sobre la participación que le corresponde en las emisiones de gases a la atmósfera. Así, según fuentes de la ONU, a nuestro sector le correspondería el 23% de las emisiones globales de gases efecto invernadero. Por encima se situaría solo el sector energético (32%), el 18% la industria y el 14% el transporte, siempre según la ONU. Pero, por el contrario, la UE sitúa a la agricultura en un 11,5% de participación, muy por debajo de la energía, del transporte y de la industria, y solo similar al sector terciario. ¿A quien hay que creer? ¿Cómo se cuantifica?
Por ejemplo, el Ministerio de Transición Ecológica en su avance de 2018 de los gases de efecto invernadero, cifra tan solo en un 8% la responsabilidad atribuida a la ganadería del total de los gases emitidos, siendo el vacuno de carne, al que se le persigue cada vez más, tan solo responsable del 3,5% del total. En esta cuantificación encabeza la lista contaminante el transporte (27%), la generación de energía eléctrica (17%), la industria (19%) y los servicios (9%).
Asegurar que las vacas son más culpables del cambio climático que los aviones o las centrales térmicas de carbón parece una broma, pero con la que se pretende manipular y confundir interesadamente a la opinión pública.
Es fácil demonizar al campo, porque la mayoría de la población vive en las ciudades, y además, en este ámbito urbano se consume de todo y de forma exagerada, exigiendo al sector primario intensificar las producciones para asegurar el abastecimiento, a la vez que, contradictoriamente, se le pide rebajar al mínimo el uso de los inputs de producción.
No cabe ninguna duda que, debido a la presión política que ha imperado en la pasada Cumbre del Clima y a los vientos verdes que soplan, la nueva Presidenta de la Comisión de la UE, presentó el pasado día 11 de diciembre el borrador del Acuerdo o Pacto Verde Europeo (Green Deal), cuyo objetivo principal es conseguir que la Unión se convierta en una economía neutra en emisiones de CO2 en 2050, aplicando un mecanismo de transición que pretende movilizar 100.000 millones de euros para ayudas a los países que tengan mayores dificultades para la transición. El Pacto Verde recoge que en la primavera de 2020, la Comisión detallará su plan para desarrollar una agricultura y pesca más sostenibles, que reduzcan el uso de pesticidas químicos, fertilizantes y antibióticos, que favorezcan una dieta más saludable y contribuyan a proteger la diversidad, junto con otras iniciativas sobre gestión del agua y desechos que, entre otras muchas revisiones legislativas, complementen el plan de choque europeo contra la crisis climática.
¿Cómo afectará todo ello a la próxima revisión de la PAC del 2020 en adelante? Seguro que cada vez nos quieren más verdes, pero sin compensaciones económicas a cambio.
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